martes, 24 de febrero de 2015

Ensayo del El Leviatán, de Thomas Hobbes

El Leviatán, de Thomas Hobbes


Daniel Hurtado Yépiz
24 de Febrero del 2015


Thomas Hobbes fue un filósofo que nació en Inglaterra en 1588. Se le conoce principalmente por su famosa obra El Leviatán. Vivió durante la Guerra de los 30 Años y la Paz de Westfalia (que trajo el concepto de Estado-Nación), y su pensamiento lo coloca como teórico del poder absoluto, además que le trajo problemas con la Iglesia de Inglaterra y con la Universidad de Oxford.

El Leviatán es un monstruo gigante que no le teme a nada, y así nombra Thomas Hobbes a su obra publicada en 1651.

Hobbes se refiere con Leviatán al Estado, el cual es un hombre artificial con un cuerpo, también llamado soberanía, la cual tiene un alma artificial, y sus venas y arterias vendrían siendo sus magistrados, los encargados de la justicia y la ejecución, los que castigan y premian. La fuerza de un Estado era su riqueza y la salud pública eran los negocios.

Hobbes habla del hombre como un ser prácticamente malo, el cual podía conocer las pasiones de otro hombre porque conoce sus propias pasiones, como el deseo, el miedo y la esperanza. La naturaleza hizo a los hombres con características similares, de cuerpo y mente, y hay diferencia cuando dos hombres quieren lo mismo y se vuelven enemigos. Menciona que hay tres cosas por la que el hombre pelea: la competencia (ganar), la diferencia (seguridad) y la gloria (reputación).

En la guerra, no hay desarrollo: no hay industria, no cultura, no navegación, no construcción, no artes, no cartas, sociedad, y lo peor de todo, hay un constante temor al exterior. El hombre tiene libertad para preservar su naturaleza, con su juicio y razón. Hobbes menciona que hay tres leyes naturales: en la primera, habla de la diferencia de la ley, la cual proviene de la razón, y el derecho, el cual es la libertad de hacer; el hombre tiene derecho a todo. En la segunda ley, habla de que el hombre debe buscar la paz, y si los otros hombres están lejos de ella, y éste piensa que es necesario defenderse, lo hará. La tercera ley habla de la justicia, la cual dice que en tiempos de guerra, lo único que se consideraría injusto es el incumplimiento de un convenio, todo lo demás está justificado.

Una Commonwealth, o Mancomunidad, se establece cuando los hombres acuerdan tener un representante o un conjunto de representantes que los gobiernen, así podrán vivir en paz y protegidos contra otros hombres. Había varios puntos que hablaban de esta gobernanza: los sujetos (pueblo) no pueden cambiar el tipo de gobierno, el poder soberano es incuestionable, las acciones del soberano no pueden ser justamente acusadas por el sujeto, el soberano es juez de la paz y defensa de los sujetos, derecho a hacer reglas, declarar la guerra o la paz (lo que sea mejor), derecho a elegir a sus consejeros y ministros, entre otros.

Estos puntos muestran que Hobbes quería que el gobierno tuviera e impusiera su poder en el pueblo, que fuera absoluto y autoritario en todos sentidos, porque veía al hombre como un ser malo que se corrompe fácilmente y necesitaba de alguien con poder para que lo controlara, o gobernara. Hobbes también veía al hombre con un instinto de supervivencia. También pensaba que la democracia no era suficiente porque su líder o el gobierno se podían corromper fácilmente, y apoyaba la presencia de un solo rey, el control central en los pueblos.

jueves, 19 de febrero de 2015

Ensayo de Los Discursos, de Maquiavelo

Los Discursos sobre la Primera Década de Tito Livio, de Maquiavelo


Daniel Hurtado Yépiz
19 de Febrero del 2015


“Nicolás Maquiavelo era un buen ciudadano”, dijo Jean-Jacques Rousseau, porque los escritos de Maquiavelo afirmaban aspectos del hombre y de la política que a las personas de aquellos tiempos les pareció impresionante y malévolos, por lo que muchos podrían pensar que Maquiavelo una mala persona que creía en el poder autoritario y en la tiranía. Pero Maquiavelo había trabajado en la administración del gobierno, y sabía perfectamente cómo funcionaba, mientras filósofos pasados no. Es por ello que Maquiavelo, aunque sí le importaba que las cosas funcionaran correctamente, daba sugerencias de gobernanza que al pueblo le parecían maldades. El Tribunal de Roma prohibió Los Discursos porque es de quien más habla la obra.

Maquiavelo comenzó a escribir Los Discursos en 1513 en su retiro en Sant'Andrea in Percussina, terminando el primer libro, pero lo dejó para escribir El Príncipe, lo retoma y lo termina en 1519 y es publicado en 1531, después de 4 años de su muerte.

En Los Discursos, Maquiavelo habla de la República, de Roma, de los tipos de gobierno, sobre cómo se corrompen y sobre el cambio de los tipos de gobierno. 

Sus ideologías, como ya he mencionado, pueden interpretarse como criminales, por ejemplo, él afirma que cuando se quiere implementar un cambio en el orden, hay que la gente sepa que es necesario el cambio, y causar peligro o desorden es un método. 

Él veía a la religión como una herramienta muy efectiva para gobernar, porque con ella podía convencer a las personas para hacer su voluntad. Maquiavelo pone de ejemplo a Numa, segundo rey de Roma (del 716 a.C. al 674 a.C.), quien introdujo una religión con bunas instituciones, lo que llevó a su reino a tener una buena fortuna y a una situación de felicidad y abundancia. Sobre la religión también afirma que cuando un reino deposita su fe en un príncipe, éste al morir, se lleva consigo las virtudes y la fe del pueblo; es por ello que es mejor depositar esta fe en Dios, y piensa que el declive de un Estado se da por la falta de adoración divina.

Otro de sus métodos de gobernanza es que hay que mantener un poder judicial y una religión en común en el pueblo, porque con el poder judicial llevas a cabo la justicia, y con la religión logras que el pueblo se identifique con el Estado que lo gobierna.


Para Maquiavelo, el papel del gobernante es el der ser una figura de autoridad, fuerte, con presencia, que tenga el control y logre la estabilidad en el pueblo, para esto utiliza, además de la religión, al Estado como medio para obtener el poder, y todas sus técnicas de gobierno tienen como objetivo el que el gobernante mantenga el poder.

martes, 17 de febrero de 2015

Ensayo de El Príncipe, de Maquiavelo

El Príncipe, de Maquiavelo


Daniel Hurtado Yépiz
17 de Febrero del 2015


Nicolás Maquiavelo, nacido en Florencia en 1469, fue un filósofo, diplomático y teórico político. Al escribir su más famosa obra "El Príncipe", Maquiavelo se encontraba en la cárcel acusado de conspiración contra los Médici, y el libro está dedicado a Lorenzo II de Médici, como respuesta a la acusación, en forma de regalo. Maquiavelo había trabajado en la administración, por lo que su conocimiento en el gobierno era amplio. Por su pensamiento ocasionalmente violento y por afirmación de que el hombre es malo por naturaleza, salió la palabra “maquiavélico”, como descripción para alguien malo.

En su obra El Príncipe, Maquiavelo escribe sobre cómo los príncipes deben de gobernar, señalando cómo deben actuar los príncipes en muchas situaciones que Maquiavelo expone. Describe las diferentes maneras en la que una persona puede convertirse en príncipe y gobernar un Estado, desde un medio hereditario hasta por delitos.

Para Maquiavelo, es mucho más fácil que se conserve un Estado hereditario, donde el poder pasa por familias, porque un príncipe nuevo alteraría el orden del momento. También describe los principados mixtos, donde un miembro fue agregado al principado, los cuales son similares a los nuevos porque el pueblo no está contento con el cambio de “Señor” y se levantan en armas contra él, provocando que el príncipe se ponga en contra del pueblo.

Afirma que, para conservar un nuevo territorio, hay que hacer dos cosas, aniquilar la descendencia del príncipe anterior, y respetar las leyes y atributos de tal territorio. Pero cuando se adquiere un territorio con idioma, costumbres y leyes diferentes, conservarlo se convierte en una tarea muy difícil; pero Maquiavelo ofrece dos soluciones, instalarse en tal territorio para ser amado y temido, o mandar colonias, donde solo los despojados (los pobres) serían los afectados, pero no importa porque, al ser pobres, no son peligro.
Maquiavelo remarca que los príncipes, al adquirir territorios con lenguas, costumbres y organización diferentes a las suyas, debe proteger a los menos poderosos, debilitar a los de mayor poder y cuidarse de que no entre ningún extranjero tan poderoso como él.

El hecho de que un príncipe sea amado o temido, dependerá de su gobierno, y para Maquiavelo, es mejor que la gente sienta ambas por su príncipe, puesto que lo quiere pero le tiene respeto, haciendo que el pueblo obedezca al príncipe, figura de autoridad y de fuerza.

En la gobernanza, era importante dejar aún lado la moral y la religión para crear estrategias políticas, puesto que con ellas es más difícil llevar a cabo acciones que son necesarias pero pueden ser malinterpretadas; además, afirma que hay que dejar los pensamientos utópicos (como los de Platón) y hacer enfoque en los hombres reales, en la vida real, y que hay que aceptar que el ejercicio real contradice a la moral y no puede guiarse por ella.


Maquiavelo estaba de acuerdo con que el gobernante debe ser autoritario, ser fuerte y decisivo, tener el control total con los de clase alta, y tener la confianza y el aprecio de la gente de clase baja.

martes, 10 de febrero de 2015

Ensayo de la Summa Theologica y De Regimine Principium, de Santo Tomás de Aquino

Santo Tomás de Aquino: Summa Theologica (ca. 1270) y De Regimine Principium


Daniel Hurtado Yépiz
10 de Febrero del 2015


Tomás de Aquino, llamado "Doctor de la Iglesia" (como San Agustín), escribió obras tan importantes que hasta la fecha se consultan para investigaciones. La más importante es la Summa Theologica, que es la base de la doctrina católica, pues habla del bien común relacionando a Dios con el Estado; y la otra obra es De Regimine Principium, que se enfoca en explicar por qué el gobierno de "uno" es el mejor.

La Summa Theologica de Santo Tomás trata principalmente del "bonum commune" (bien común), el cual es el objetivo de todas las acciones del Estado, porque es el modelo del bien para las personas, de la rectitud, quien toma las decisiones correctas. Santo Tomás afirma que el Estado es real, que no por no ser tangible significa que no exista, porque tiene un ser que puede ser estudiado, tiene un lugar en la ontología, ciencia que estudia el ser, de cualquier ser.

Según Santo Tomás, el Universo es el resultado de un juego de generosa abundancia, porque dice que todo tiene un fin o un papel, y nada es producto del azar. Todo responde a un orden, y este orden es la copia de la razón y de la voluntad de Dios.

En su obra De Regimine Principium, Santo Tomás habla sobre quién debe ejercer el poder, porque piensa que alguien debe hacerlo, una persona, porque es necesario que alguien que no vea sólo por sus propios intereses gobierne. Como el hombre es un animal político, necesita vivir en comunidad, porque así los conocimientos de comunidades pasadas se pueden transmitir a las actuales y por lo tanto lograr un progreso humano. Menciona que a todas las especies las dotó de alguna cualidad, y a nosotros los humanos nos dio la razón, la capacidad de pensar y razonar.

Cada persona busca por sus propios intereses, por ello es necesario que solo uno tenga el poder, porque según el fin propio el pueblo difiere, y según el fin común se unifican. Santo Tomás no sólo decía que uno debía gobernar, sino un monarca, un rey, porque los monarcas están preparados ya que es prácticamente su trabajo. Dice que el régimen de un rey es el mejor cuando es bueno, y el peor cuando es malo, y que el gobierno tirano y la oligarquía están más relacionadas que la tiranía con la monarquía. También afirma que a veces, si en el gobierno de uno hay tiranía, hay que tolerarse para evitar mayores males.

Tomás de Aquino pone de ejemplo a Roma, donde el pueblo equivocadamente quitó al rey y puso en su lugar a cónsules y magistrados, convirtiéndose en una oligarquía, y posteriormente en una tiranía, puesto que solo importaban los intereses de estos que tenían el poder.