El Príncipe, de Maquiavelo
Daniel
Hurtado Yépiz
17 de
Febrero del 2015
Nicolás Maquiavelo, nacido en Florencia en 1469, fue un
filósofo, diplomático y teórico político. Al escribir su más famosa obra
"El Príncipe", Maquiavelo se encontraba en la cárcel acusado de
conspiración contra los Médici, y el libro está dedicado a Lorenzo II de
Médici, como respuesta a la acusación, en forma de regalo. Maquiavelo
había trabajado en la administración, por lo que su conocimiento en el gobierno
era amplio. Por su pensamiento ocasionalmente violento y por afirmación de que
el hombre es malo por naturaleza, salió la palabra “maquiavélico”, como
descripción para alguien malo.
En su obra El Príncipe, Maquiavelo escribe sobre cómo los
príncipes deben de gobernar, señalando cómo deben actuar los príncipes en
muchas situaciones que Maquiavelo expone. Describe las diferentes maneras en la
que una persona puede convertirse en príncipe y gobernar un Estado, desde un
medio hereditario hasta por delitos.
Para Maquiavelo, es mucho más fácil que se conserve un
Estado hereditario, donde el poder pasa por familias, porque un príncipe nuevo
alteraría el orden del momento. También describe los principados mixtos, donde
un miembro fue agregado al principado, los cuales son similares a los nuevos
porque el pueblo no está contento con el cambio de “Señor” y se levantan en
armas contra él, provocando que el príncipe se ponga en contra del pueblo.
Afirma que, para conservar un nuevo territorio, hay que
hacer dos cosas, aniquilar la descendencia del príncipe anterior, y respetar
las leyes y atributos de tal territorio. Pero cuando se adquiere un territorio
con idioma, costumbres y leyes diferentes, conservarlo se convierte en una
tarea muy difícil; pero Maquiavelo ofrece dos soluciones, instalarse en tal
territorio para ser amado y temido, o mandar colonias, donde solo los
despojados (los pobres) serían los afectados, pero no importa porque, al ser
pobres, no son peligro.
Maquiavelo remarca que los príncipes, al adquirir
territorios con lenguas, costumbres y organización diferentes a las suyas, debe
proteger a los menos poderosos, debilitar a los de mayor poder y cuidarse de
que no entre ningún extranjero tan poderoso como él.
El hecho de que un príncipe sea amado o temido, dependerá
de su gobierno, y para Maquiavelo, es mejor que la gente sienta ambas por su
príncipe, puesto que lo quiere pero le tiene respeto, haciendo que el pueblo
obedezca al príncipe, figura de autoridad y de fuerza.
En la gobernanza, era importante dejar aún lado la moral
y la religión para crear estrategias políticas, puesto que con ellas es más
difícil llevar a cabo acciones que son necesarias pero pueden ser
malinterpretadas; además, afirma que hay que dejar los pensamientos utópicos (como
los de Platón) y hacer enfoque en los hombres reales, en la vida real, y que
hay que aceptar que el ejercicio real contradice a la moral y no puede guiarse
por ella.
Maquiavelo estaba de acuerdo con que el gobernante debe
ser autoritario, ser fuerte y decisivo, tener el control total con los de clase
alta, y tener la confianza y el aprecio de la gente de clase baja.
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