sábado, 21 de marzo de 2015

Ensayo Sobre la Libertad (1859), de John Stuart Mill

Sobre la Libertad, de John Stuart Mill


Daniel Hurtado Yépiz
21 de Marzo del 2015


John Stuart Mill nació en Londres en 1806 y murió en 1873. Fue un filósofo, político y economista representante del utilitarismo (teoría ética basada en todo lo que es valioso). En sus escritos expone el tema de la libertad con frecuencia. Su pensamiento se vio fuertemente influenciado por su esposa Harriet Taylor, quien luchaba por los derechos de la mujer.

Mill publicó su más famosa obra Sobre la Libertad en 1859. En esta obra, Mill hablaba de las libertad del hombre, de manera en que este tiene el derecho de actuar a su voluntad sin perjudicar a terceros, concordando con que la libertad debía tener límites.

Decía que la libertad en un principio era la protección contra la tiranía, la cual critica fuertemente. Mill afirmaba que el poder del gobernante era necesario y peligroso a la vez, porque se necesita a alguien para gobernar, pero al darle poder, éste puede usarlo en contra de la sociedad, por ello, era necesario limitar el poder de los gobernantes, para la propia protección del pueblo.

Sobre la religión, decía que el hombre debe tener libertad de creencias, capaz de elegir en qué creer y en qué no.

Stuart Mill defendía fervientemente a las minorías; en la obra habla de “la tiranía de las mayorías”, refiriéndose a la opresión que estos ejercen sobre las minorías, y sobre ello Mill decía que toda opinión es importante y hay que escucharla, porque tal vez la idea de la mayoría sea errónea y la de la minoría la correcta, y que cuando la mayoría tenga una idea no debe asumir que tiene la razón sólo porque muchos la apoyan.


Uno de los puntos más importantes en su obra, es que sugería que el pueblo tuviera la soberanía, no el gobernante.

jueves, 19 de marzo de 2015

Ensayo de las Reflexiones de la Revolución en Francia (1790), de Edmund Burke

Reflexiones de la Revolución en Francia, de Edmund Burke


Daniel Hurtado Yépiz
19 de Marzo del 2015


Edmund Burke nació en Dublín en 1729, y fue un político, escritor y filósofo, quien sirvió por muchos años en la Casa de Comunes de Gran Bretaña. Una de sus obras es Las Reflexiones de la Revolución en Francia publicada en 1790.

En las Reflexiones de la Revolución en Francia, Burke muestra su desprecio por tal evento, acusa que las acciones ocurridas en esta revolución no fueron correctas ni éticas, y que terminaría en desastre puesto que el movimiento no veía por los derechos de todos los hombres.

Alegaba que no era cierta la supuesta defensa de los derechos del hombres porque, por ejemplo, se llevaron a cabo secuestros como el de los monarcas de Versalles, llevados a París mientras sostenían palos con cabezas de miembros del palacio en las puntas.

Burke escribe sobre su descontento sobre el movimiento y las personas que lo ejecutan, porque sus ideales son radicales y erróneos. Por ejemplo, dice que los liberales que apoyan la Revolución piensan que todo lo que es viejo es malo, todo aquello que “huele” a antiguo puede estar corrompido u obsoleto, dando importancia sólo a lo nuevo, a las nuevas ideas, un nuevo gobierno con nuevos representantes.

Burke afirmaba que el sistema político inglés nunca estaba en un determinado tiempo (ni viejo, ni maduro ni joven), sino que avanza mediante la decadencia, la renovación y el desarrollo, porque “en lo que mejoramos nunca somos completamente nuevos”, porque habíamos empezado con ello (ahí éramos nuevos), “y en lo que retenemos nunca somos completamente caducos”, porque aunque lo dejamos está aún presente en nosotros.

Para Burke, el papel de la Iglesia es fundamental para el Estado, por lo que acusaba a la Revolución por quitarle los bienes a la Iglesia para la emisión de papel moneda y la constitución civil del clero.

Actualmente, sabemos que las consecuencias de la Revolución Francesa fueron en su mayoría positivas, porque en ella se probó que era viable otra forma de gobierno que la antigua, que el gobierno del pueblo y con representatividad es más justo, que la aristocracia de la época no veía por los intereses del pueblo ni le importaba la igualdad; pero posiblemente en los tiempos de la publicación de esta obra esta tuvo sentido, puesto que la Revolución no había acabado.

Burke afirmaba que sólo las personas sabias e intelectuales, así como lo pensaban Platón y otros filósofos, eran quienes debían ser la autoridad en el gobierno, descreditando el poder del pueblo por el que se luchaba en la Revolución Francesa.


Con Burke, las ideologías conservadoras toman fuerza contra las liberales; así como la clasificación por clases, de la cual la más alta es la que debe gobernar.


sábado, 14 de marzo de 2015

Ensayo de el Discurso sobre el Origen de la Desigualdad y El Contrato Social, de Jean Jacques Rousseau

Jean Jacques Rousseau: Discurso sobre el Origen de la Desigualdad (1755) y 
El Contrato Social (1762)


Daniel Hurtado Yépiz
14 de Marzo del 2015


Jean Jacques Rousseau nació en Ginebra en 1712 y murió en 1778. Fue un polímata: escritor, filósofo, músico, botánico y naturalista suizo.

Era un pensador muy radical, cuyas ideas influenciaron la Revolución francesa, teorías republicanas y al nacionalismo. Es considerado un ilustrado.

Rousseau escribió el Discurso sobre el Origen de la Desigualdad para competir por un premio de la Academia de Dijon, y aunque no ganó, publicó el texto en 1755.

En el Discurso, Rousseau comienza con la vida del hombre de hace miles de años. Dice que la sociedad civil inició cuando alguien dijo: “esto es mío”, y los demás le creen. Las dificultades en la obtención de alimentos y la lucha contra los animales hacen que el hombre se ejercite más. Menciona la dificultad del clima, terrenos, años estériles hicieron que muchos se volvieran pescadores. El fuego, descubierto de la manera que haya sido, se empezó a utilizar contra el frío y para la preparación de alimentos. Dice que el lenguaje es muy importante para quienes viven juntos, y que lo más seguro es que haya surgido y mejorado en las islas, de ahí pasó al continente.

Rousseau propone que la desigualdad entre los hombres comenzó con el deseo de ser observado, lo que lleva a la vanidad, provoca preferencias, vergüenza y envidia, y por último, desigualdad.

En el Contrato Social, habla sobre el hombre y sus derechos, sobre el gobierno y la división del poder, sobre las asociaciones y sobre las leyes. Trata sobre la libertad e igualdad de los hombres, en un Estado instituido mediante un contrato social.

“El hombre ha nacido libre, pero en todas partes está encadenado”, frase de Rousseau con la que expone cuán importante es la libertad para él y cómo cree que el hombre no es tan libre como debería, aunque también decía que el derecho (limitante de la libertad) es necesario para que el hombre libre viva en sociedad.

La más antigua y única sociedad natural es la familia, donde los niños viven en conservación hasta llegar a la madurez para vivir en la razón. El padre, por amor, se encarga de ordenar y de liderar a la familia, mientras que en el gobierno, el “jefe” o gobernante manda por placer. Dice que el más fuerte hace su fuerza en derecho y la obediencia en deber.

Es necesario unir fuerzas, hacer una asociación para que las personas puedan protegerse a sí mismas. Un acto de asociación es un compromiso recíproco (el miembro del soberano ante los particulares, y como miembro del Estado al soberano). Enfatiza en “el soberano”, al cual no se le pueden imponer leyes porque este no debe dañar a las personas.

Sobre el hombre, Rousseau agrega que un hombre puede tener una voluntad como ciudadano y una diferente como persona. Dice que gozar de derechos y no cumplir con deberes como súbdito está mal.

Jean-Jacques dice que vivir en un Estado Civil es mejor que en uno Natural, porque en el Natural piensan por sí mismos y hay salvajismo, mientras que en el Civil piensan con la razón y hay justicia; hay pérdidas y ganancias: aunque pierden libertad, la ganan con el desarrollo de sus facultades y con la ampliación de las ideas. Pasan de animales estúpidos y limitados a hombres inteligentes. Otra ventaja es la libertad moral, porque la obediencia a la ley que han prescrito es libertad.

Retomando la soberanía, dice que es indivisible, pero que los políticos no la dividen en principio, sí lo hacen en objeto: en fuerza y voluntad (legislativo) y en derechos de impuestos, de justicia y de guerra (ejecutivo), y dice que las pueden llegar a confundir.

Sobre el pueblo, dice que nunca se corrompe, pero con frecuencia se engaña, y es cuando parece que quiere lo que está mal.

Sobre Dios, dice que toda la justicia es fuente de él mismo.

Después menciona la ley, la cual estatuye privilegios, pero sin darlos directamente porque es general para el pueblo. Las leyes son condiciones de la asociación civil. Se le debe de dar al pueblo (los que hacen las leyes, miembro de la asociación civil) la claridad, hacerles ver el bien y la verdad, un medio para esto es la educación, la cual Rousseau defiende con fuerza para liberar al hombre de la opresión y la ignorancia. Menciona que la extensión del Estado no debe ser tan grande (para ser bien gobernado), ni tan pequeño (para mantenerse a sí mismo), aunque el pequeño es más fuerte que el grande, porque en el pequeño hay leyes iguales y hay orden.


El gobierno es un cuerpo intermedio establecido entre los súbditos y el soberano para su mutua correspondencia, encargado de la ejecución de las leyes y del mantenimiento de la libertad, tanto civil como política. Cuando este gobierno deja de ver por el pueblo y su bienestar, y sólo ve por sí mismo, el Estado se encuentra cerca de su ruina.

Ensayo de El Federalista, por James Madison y Alexander Hamilton

El Federalista, por James Madison y Alexander Hamilton


Daniel Hurtado Yépiz
14 de Marzo del 2015

El Federalista, escrita entre 1787 y 1789, es una colección de 85 artículos y ensayos escritos por James Madison, Alexander Hamilton y John Jay promocionando la ratificación de la Constitución de los Estados Unidos.

Con El Federalista, estaban formando un panorama con una mejor gobernanza, utilizando la separación de los poderes con los cuales se mantiene un equilibrio entre ellos; cada uno se vigila entre sí y ninguna es más poderoso que otro.

Se expone el espíritu de partido, el cual debe ser eliminado, ya sea haciendo que el pueblo tenga las mismas opiniones, pasiones e intereses, de esta manera no se dividirán; dice que es casi imposible pero sólo así estarían unidos.

Dice que la subdivisión de la autoridad, en Estatal y Federal, proveerá una doble protección de los derechos del pueblo.

Afirma que ningún hombre puede ser juez en su propia causa, porque lo más probable es que por interés propio vería sólo por él y corrompería su integridad; esta es una de las razones de la existencia del gobierno.