Jean
Jacques Rousseau: Discurso sobre el Origen de la Desigualdad (1755) y
El
Contrato Social (1762)
Daniel
Hurtado Yépiz
14 de
Marzo del 2015
Jean Jacques Rousseau nació en Ginebra en 1712 y murió en
1778. Fue un polímata: escritor, filósofo, músico, botánico y naturalista
suizo.
Era un pensador muy radical, cuyas ideas influenciaron la
Revolución francesa, teorías republicanas y al nacionalismo. Es considerado un
ilustrado.
Rousseau escribió el Discurso sobre el Origen de la
Desigualdad para competir por un premio de la Academia de Dijon, y aunque no
ganó, publicó el texto en 1755.
En el Discurso, Rousseau comienza con la vida del hombre
de hace miles de años. Dice que la sociedad civil inició cuando alguien dijo:
“esto es mío”, y los demás le creen. Las dificultades en la obtención de
alimentos y la lucha contra los animales hacen que el hombre se ejercite más. Menciona
la dificultad del clima, terrenos, años estériles hicieron que muchos se
volvieran pescadores. El fuego, descubierto de la manera que haya sido, se
empezó a utilizar contra el frío y para la preparación de alimentos. Dice que
el lenguaje es muy importante para quienes viven juntos, y que lo más seguro es
que haya surgido y mejorado en las islas, de ahí pasó al continente.
Rousseau propone que la desigualdad entre los hombres
comenzó con el deseo de ser observado, lo que lleva a la vanidad, provoca
preferencias, vergüenza y envidia, y por último, desigualdad.
En el Contrato Social, habla sobre el hombre y sus
derechos, sobre el gobierno y la división del poder, sobre las asociaciones y
sobre las leyes. Trata sobre la libertad e igualdad de los hombres, en un
Estado instituido mediante un contrato social.
“El hombre ha nacido libre, pero en todas partes está
encadenado”, frase de Rousseau con la que expone cuán importante es la libertad
para él y cómo cree que el hombre no es tan libre como debería, aunque también
decía que el derecho (limitante de la libertad) es necesario para que el hombre
libre viva en sociedad.
La más antigua y única sociedad natural es la familia,
donde los niños viven en conservación hasta llegar a la madurez para vivir en
la razón. El padre, por amor, se encarga de ordenar y de liderar a la familia,
mientras que en el gobierno, el “jefe” o gobernante manda por placer. Dice que
el más fuerte hace su fuerza en derecho y la obediencia en deber.
Es necesario unir fuerzas, hacer una asociación para que
las personas puedan protegerse a sí mismas. Un acto de asociación es un
compromiso recíproco (el miembro del soberano ante los particulares, y como
miembro del Estado al soberano). Enfatiza en “el soberano”, al cual no se le
pueden imponer leyes porque este no debe dañar a las personas.
Sobre el hombre, Rousseau agrega que un hombre puede
tener una voluntad como ciudadano y una diferente como persona. Dice que gozar
de derechos y no cumplir con deberes como súbdito está mal.
Jean-Jacques dice que vivir en un Estado Civil es mejor
que en uno Natural, porque en el Natural piensan por sí mismos y hay
salvajismo, mientras que en el Civil piensan con la razón y hay justicia; hay
pérdidas y ganancias: aunque pierden libertad, la ganan con el desarrollo de
sus facultades y con la ampliación de las ideas. Pasan de animales estúpidos y
limitados a hombres inteligentes. Otra ventaja es la libertad moral, porque la
obediencia a la ley que han prescrito es libertad.
Retomando la soberanía, dice que es indivisible, pero que
los políticos no la dividen en principio, sí lo hacen en objeto: en fuerza y
voluntad (legislativo) y en derechos de impuestos, de justicia y de guerra
(ejecutivo), y dice que las pueden llegar a confundir.
Sobre el pueblo, dice que nunca se corrompe, pero con
frecuencia se engaña, y es cuando parece que quiere lo que está mal.
Sobre Dios, dice que toda la justicia es fuente de él
mismo.
Después menciona la ley, la cual estatuye privilegios,
pero sin darlos directamente porque es general para el pueblo. Las leyes son
condiciones de la asociación civil. Se le debe de dar al pueblo (los que hacen
las leyes, miembro de la asociación civil) la claridad, hacerles ver el bien y
la verdad, un medio para esto es la educación, la cual Rousseau defiende con
fuerza para liberar al hombre de la opresión y la ignorancia. Menciona que la
extensión del Estado no debe ser tan grande (para ser bien gobernado), ni tan
pequeño (para mantenerse a sí mismo), aunque el pequeño es más fuerte que el
grande, porque en el pequeño hay leyes iguales y hay orden.
El gobierno es un cuerpo intermedio establecido entre los
súbditos y el soberano para su mutua correspondencia, encargado de la ejecución
de las leyes y del mantenimiento de la libertad, tanto civil como política.
Cuando este gobierno deja de ver por el pueblo y su bienestar, y sólo ve por sí
mismo, el Estado se encuentra cerca de su ruina.